En la Rumanía comunista de Ceaucescu se reunieron todos los diputados “representantes del Pueblo” para oír una prédica del Presidente.
A Ceaucescu le gustaba, que después de sus discursos, los “representantes del pueblo” refrendaran, mediante democrática votación, el contenido de sus palabras. El discurso de aquella mañana tenía. como objetivo, endurecer las sanciones a los cazadores furtivos de osos. Los osos rumanos eran todos para él. Efectivamente, las sanciones propuestas por Ceaucescu eran más desagradables que las vigentes hasta aquel momento. Matar un oso sin permiso conllevaba la pena de muerte del cazador. El discurso fue muy aplaudido y votaron los diputados a favor o en contra. Estuvo tan convincente, que todos lo hicieron a favor. De los 450 representantes del pueblo, 453 votaron a favor de las nuevas sanciones a los cazadores furtivos de osos. Es decir, que votaron los 450 representantes y tres osos, porque en caso contrario, no se entendería el resultado.
Durante el régimen del Generalísimo Franco, existió una institución, un alto organismo, en el que se acogía a ilustres políticos, empresarios, científicos, catedráticos y militares en edad de retiro. El Consejo Nacional, que ocupaba el Palacio de la plaza de La Marina, el actual Senado. Los dictámenes del Consejo de Estado no eran vinculantes, y poco a poco, las reuniones de sus miembros se fueron aplazando con mayor generosidad. Pero una vez al año...
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3 Replies to “EXCELSA VACUNACIÓN”
Nada de particular. Es un problema matemático simple. De cien vacunados, dos repitieron, luego seguimos teniendo 100, pero vacunados 102 de 100. Uno más, algo rezagado, volvió a ponerse la vacuna, pero como era bajito (se consideró que su estatura estaba alrededor del 60 % de la normal), se le contó como 0,6 personas. De lo que es fácil colegir que: 100+2+0,6 = 102,6. Justo lo que contó Maduro. Seguro que con esta aclaración se habrán disipado todo género de dudas de aquellos maliciosos que siempre están pensando en negativo. Está claro que la inteligencia es un bien escaso y, por ende, patrimonio de pocos. A este caso, bien sería aplicable aquel viejo apotegma que reza: » Si la envidia fuera tiña…»
Vadat in pace et derelinquat nos in pace.
El Consejo Nacional, dijera lo que dijera el ilustre Pemán, tenía una utilidad. Y desde luego, Franco no es comparable a Ceaucescu ni a Maduro. Esa historia del Consejo Nacional ya la hemos leído muchas veces. Déjela estar, por favor.
Maduro ese gran estadista. A él las cuentas de los votos le salen siempre a pedir de boca. Qué gran genio.