Nos quejamos, con sobradísima razón, del Gobierno desgobernante y desgobernado que padecemos los españoles. También me quejé, y mucho, y así me fue, de alguna escoria incrustada en el Gobierno de Rajoy. No voy a exigirme la crítica a la nefasta Soraya S. de Santamaría, que transcurre por una delicada etapa de salud. Pero sí al exterminador de la clase media en España, el socialista camuflado Cristóbal Montoro, Montorillo, que respondió a un artículo de mi creación publicado en el diario “La Razón” a principios del primer Gobierno de Rajoy, con seis brutales inspecciones de Hacienda. Contra el poder, el español de a pie, nada tiene que hacer. Pero lo que me dispongo a comentar nada tiene que ver con el asalto a mano armada – el poder es un arma-, que padecí.
Escribí que Montoro, a los pocos días de ser nombrado ministro, dejó como un mentiroso a su presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que prometió e insistió en su promesa durante la campaña electoral, no subir los impuestos. Los subió inmediatamente. Creó un ambiente de terror fiscal. En España, los recursos ante los abusos de la Agencia Tributaria no sirven para nada, por ser otro organismo de Hacienda el que acepta o no los argumentos recurrentes y recurridos. Montoro, Montorillo, no se atrevió ni a rozar a las grandes fortunas, pero arruinó a la clase media, al trabajador sin trampas, a las víctimas fáciles. Y lo hizo al tiempo que ordenaba la paralización del expediente....
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4 Replies to “MONTORILLO”
Recuerdo cuando, en el Congreso de los Diputados, el inefable Montoro (no tendría palabras para definir a este despreciable sujeto), desde la tribuna de oradores, proclamaba que había que reducir impuestos. Que estaba demostrado que bajando impuestos se aumentaba la capacidad adquisitiva de los ciudadanos y, por ende, Hacienda recaudaría más. Esto no es nada novedoso, aunque es verdad a medias. De acuerdo con el economista estadounidense Arthur Laffer, que, por cierto, fue asesor del presidente Ronald Reagan, y autor de la mundialmente conocida curva que lleva el nombre de su apellido en la que se representa la relación teórica entre los tipos impositivos y los ingresos fiscales resultantes del gobierno. Estos ingresos aumentan al tiempo que aumentan los impuestos hasta llegar a un punto de inflexión en el que esta fase se invierte. La clave está en calcular, para cada economía, dónde se encuentra ese punto de inflexión, en el que el tipo impositivo proporciona el mayor nivel de ingresos. Obviamente, como se puede apreciar en la curva citada, tanto por debajo, como por encima de ese máximo, la recaudación de Hacienda resulta disminuida. No creo que «Montorillo», o «Cristobalito», como le queramos llamar, ignorase tan elemental teoría económica, que, como economista, seguro que habrá estudiado a fondo; lo que le pienso es que le ha ocurrido lo mismo que a los vampiros, a cuya especie parece pertenece (el desmesurado tamaño de sus pabellones auditivos son muy sospechosos): cuando un vampiro chupa la sangre de su víctima, no es capaz de dosificar la cantidad que debe de absorber para conservar a su huésped con vistas a siguientes «donaciones». Le extrae la sangre hasta que le mata. Este, precisamente, ha sido el problema del susodicho. Ha ignorado toda teoría económica en pro de desangrar a los indefensos y sufridos ciudadanos hasta su extinción. ¡Qué Dios le confunda!
En cuanto a la exvicepresidente (no vicepresidenta) Soraya, por profundas convicciones morales, no puedo desearle ningún mal en cuanto a quebrantos de su salud; pero, dado su legado político, dejándonos como herencia a «Podemos», del cual fue importante artífice, y «recados» como La Sexta TV, no tengo la menor duda de que algo tiene que pagar. Lo exige la justicia, tanto la humana como la divina; aunque, a fin de ser sincero, confío más en la primera.
Pax vobiscum, si hoc fieri potest .
Se le veía un sujeto oscuro, miserable, feo por fuera y por dentro. Le recuerdo hablando con esa chulería que le caracterizaba, parecía de las SS.
Tienes toda la razón Alfonso, un verdadero desgraciado
La muerte natural de este impresentable, por su edad ya no le falta mucho, será la venganza en frío de millones de españoles.