La política española del momento y sus entornos sentimentales nos regalan con frecuencia declaraciones sorprendentes con vocación de sentencias inmortales. La anterior vicepresidente del Gobierno, doña Carmen Calvo, nos alumbró las melancolías al reconocer que despachaba con otros compañeros del Gobierno y dirigentes autonómicos cuando se hallaba “en el cuarto de baño y en bragas”. Gracias a esa revelación, mi esperanza en el futuro de España, se recuperó casi en su plenitud. Irene Montero, recién instalada en su chalé de La Navata, hizo pública una confesión estremecedora: “No creo en el amor, pero sí en el sexo. El amor es machista y condiciona a las mujeres”.
Esa manifestación entra de lleno en el debate analítico, pero creo que se mostró muy hiriente respecto al hombre que la llevó al chalé, y posteriormente al Gobierno, Pablo Iglesias, que a su vez, ya expulsado de la política, declaró “que la gente se cree que soy un seductor, cuando en realidad soy un monje de clausura”. Aquí, el enigma, es lograr desvelar el significado de “clausura” para Pablo Iglesias. Claro, que la mejor sentencia manifestada por una política proviene de...
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5 Replies to “LAS TETTAS DE DOÑA ANNA”
Jajajajaja. De troncharse.Y entonces, la consorte del Menestro, ¿como tendría que escribir sobre su inteligencia, borrando todas las letras?
Si, como concluye un poema del poeta inglés, George Herbert, «por un clavo se perdió un reino», ni me imagino lo que se habrá perdido por mor de las exuberantes tetas de algunas influentes señoras que en el mundo han sido. Sólo basta recordar el antiguo proverbio que reza: «Tiran más dos tetas que un par de carretas». Si, en lugar de tetas, hubiesen sido tettas, el asunto podría haber acabado en tragedia.
Al hilo de lo anterior, recomiendo que, si usted va a pedir un té, en taza, a una señorita, en una cafetería, tenga especial cuidado en remarcar bien la preposición «en», no vaya a ser que, con la que está cayendo, pueda crearse un problema de acoso sexual y termine tomando el té en el juzgado de guardia.
Buen día
Don Alfonso, se ha olvidado de las tetas caídas hacia arriba.
Cada cual tiene sus gustos. Yo en esto del placer coincido con Dalí:
(en Sexo, Surrealismo, Dalí y yo, de Carlos Lozano)
…. Inclinándose sobre la mesa y advirtiéndome con el índice continuó: «Los senos desproporcionados son el elemento constitutivo del principio bovino. Las mujeres de busto humilde son para el placer; las mujeres de pechos sobredimensionados son vacas, y las vacas se crían para ser comidas y para procrear».
«DICHO todo eso…»
«¿Se HAYA dando de mamar a sus dos hijos?»
Será «se HALLA», digo yo.
Nadie es perfecto.