La liberación de las mascarillas ha supuesto un auténtico drama en España. No se aportan datos desde el Gobierno, pero los suicidios e intentos fallidos de quitarse la vida de miles de ciudadanos han aumentado de manera más que preocupante. En la bellísima localidad costera de Ximena de las Acedías, en la provincia de Cádiz, se han suicidado 54 varones y 36 mujeres, como consecuencia de un desenlace común.
Al quitarse las mascarilllas se han apercibido de la fealdad de sus cónyuges, solicitándoles con la mejor educación que vuelvan a ponérsela. Al negarse unos y otras, los más afectados por la fealdad de su pareja, después de reunirse en la Casa del Pueblo de Ximena de las Acedías, en presencia del alcalde y el párroco, los suicidas se dirigieron a los altos del acantilado conocido como El Moro Volador, y han quedado como el barón de Chente Mata, un feroz noble descrito en el “Castiello Sangrenti” de Ludi , genial poeta asturiano y autor de la pieza. El barón, advierte que su hija se está besando con un individuo que no es de todo su agrado, y dispara a una y al otro desde un huerto , falleciendo en el acto. El barón, enloquecido, se tira por el acantilado, quedando como “un centolli sin casqui”. El poema....
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2 Replies to “LA GRAN DECEPCIÓN”
¡Fatal asunto! Al punto provoca disforia y alipori. Las «tragedias interfamiliares» y otras añadidas causadas por la brusca retirada del antifaz, impuesto por Orden SND/422/2020, de 19 de mayo del año 2020, y derogada, después de unos interminables 699 días (se obvian horas, minutos y segundos por su falta de transcendencia en este asunto), según Real Decreto 286/2022, de 19 de abril del año en curso, van camino de emular a las tragedias griegas escritas por clásicos autores del género tan reconocidos y afamados como Esquilo, Sófocles y Eurípides, o, en tiempos más cercanos, al Shakespeare de Hamlet, quizás la mejor obra trágico-dramática de teatro jamás escrita. Alucinado quedaría, sin duda, el mencionado barón de Chente Mata, contemplando las largas y patéticas escenas provocadas por el enfrentamiento a una realidad ya olvidada y vuelta al presente por obra y gracia de Carolina, a la sazón ministra de turno de Sanidad (que sarcasmo), cuando lo suyo lo liquidó en un tris con una «descarga chertera», sin aparente sufrimiento, aunque cabría afearle lo que hizo con los despojos. En fin, esperemos que la diacronía de estos acontecimientos sociales, derivados del largo carnaval vivido, no derive en una calculada eugenesia y recuperemos la normalidad, la de siempre, más temprano que tarde.
Pax vobiscum
Cierto, Profesor.
Mi mujer desde toda la vida no ha podido distinguir entre embarazo o mal cuerpo pues cuando tenía agonía solían fallar los test de embarazo. La agonía era por verme. Con las mascarillas se habían apaciguado los síntomas, pero han vuelto de nuevo. Y es que Sánchez no da una a derechas. Es sabido.
Un abrazo