Decía –y lo practicaba-, el gran Antonio Mingote que el humor no es otra cosa que la aplicación estricta del sentido común. En uno de sus magistrales dibujos de ABC, Antonio reprodujo una escena notarial. El notario leía un testamento. Sentados en torno a su mesa, los herederos, todos vestidos de riguroso luto y con gesto de amargura. Y entre ellos, sonriente, feliz, también de luto y con una minifalda sugerente, una joven rubia despampanante. En ese instante el notario leyó:
-“Y a mi joven esposa, Pepita, que se casó conmigo por mi dinero, le dejo mi dinero”. Sentido común.
En una brevísima historieta de Antonio de Lara “Tono”, el genio autodidacta.....
Para seguir leyendo el artículo de Alfonso Ussía hay que estar Suscrito.
Elige el modelo de suscripción que prefieras o, si ya formas parte del Club Alfonso Ussía, accede a tu cuenta:
Contenido privado
Entra o suscríbete ahora