La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, conocida como “Chiqui”, es también la descubridora de un prodigio científico que se empecina en llevarle la contraria. Que el agua y la sal no se pueden mezclar.
Con esa facilidad de palabra que Dios le ha dado, y la soltura intelectual que caracteriza a su oratoria, Chiqui se ha enfrentado con gallardía y arrojo al inmenso poder de los mares y océanos que cubren con agua y sal dos terceras partes del globo terráqueo. No le recomiendo que descanse en verano de su agotador trabajo en una playa. Se la tienen jurada los cangrejos, los congrios, las morenas, los escualos e incluso, las estrellitas de mar, que son tan inofensivas como los koalas en los eucaliptales de Australia.
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