Luis Figo, el extraordinario futbolista portugués, experimentó en Barcelona los inicios paletos y xenófobos del llamado “Prusás”. Los portugueses no entienden esas majaderías. El Primer Ministro socialista Guterres, propuso mediante un refrendo popular, el establecimiento de las autonomías en territorio luso. Y fue educadamente repudiada su ocurrencia. La cercanía de España y los disparates de los 17 reinos de Taifas animaron a los portugueses a rechazar con contundencia el desbarajuste autonómico.
Florentino Pérez se trajo a Figo al Real Madrid, y en Madrid encontró cariño, admiración, tranquilidad y felicidad. Ahora es un madrileño más, y para colmo, un madrileño valiente y sincero que cada vez que abre la boca deja en ridículo a la ultraizquierda social-comunista....
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